En la rotura de ligamento cruzado la pierna de apoyo se queda clavada, pivotas sobre tu cuerpo y clac, un chasquido indica que el ligamento cruzado anterior se ha roto. Te espera una operación para reconstruir el ligamento y una larga rehabilitación de seis meses para volver a la práctica del deporte activo. Y si, como ocurre con frecuencia, se rompen el ligamento lateral interno y el menisco interno, además de producirse la rotura del ligamento cruzado anterior, tenemos como resultado la célebre tríada, de la que ya te hemos hablado aquí.

Por su frecuencia, por la necesidad de intervención quirúrgica y por el tiempo de recuperación, la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla es la lesión más temida por un futbolista, pero no sólo les afecta a ellos. El baloncesto, el tenis, el voleibol o el atletismo son también deportes que por sus características exponen a una lesión de este tipo.

Son deportes de arrancada, frenada y pivotaje, en los que se fuerza al ligamento cruzado anterior.

Antes de nada, conviene saber que la articulación de la rodilla está formada por hueso, cartílago, ligamentos y líquidos. Los ligamentos de la rodilla son cuatro: colateral medial, colateral externo, cruzado anterior y cruzado posterior. Su función esencial es dotar de firmeza, estabilidad y movilidad a la articulación.

Sin embargo, a veces un golpe o un estorbo pueden provocar un estiramiento excesivo del ligamento hasta romperlo. El alcance y la gravedad de la lesión no serán los mismos si se rompe uno u otro ligamento.

Rotura de ligamento colateral medial (o interno)
La rotura de ligamento colateral medial (o interno), que une el fémur y la cabeza del peroné, es frecuente en deportes como el esquí. Este estudio señala que el 60% de las lesiones de esquiadores implican una rotura del ligamento colateral medial. Afortunadamente, esta lesión cicatriza bien sin operar, por lo que si se trata de una rotura aislada es posible y conveniente aplicar un tratamiento conservador.

Mayor problema supone la rotura conjunta con otros ligamentos. Por ejemplo, la rotura del ligamento cruzado anterior, el menisco interno y el colateral interno da como resultado la famosa tríada.

El ligamento colateral lateral (o externo)
El ligamento colateral lateral (o externo) va del fémur a la tibia y se une al menisco interno. Su función es evitar que la rodilla se doble hacia el lateral interior. Es menos frecuente, pero a veces incluye rotura de otras estructuras estabilizadoras o posterolaterales. ¿Esto qué consecuencias tiene? Pues que si se produce una combinación de roturas de estabilizadores que incluyen al colateral externo también habrá que optar por una intervención quirúrgica.

La rotura del ligamento cruzado posterior
La rotura del ligamento cruzado posterior es poco habitual. El ligamento cruzado posterior impide que el fémur se desplace hacia delante, formando una x con el cruzado anterior. Si la rotura se produce de forma aislada se puede tratar también de forma conservadora. Ahora bien, como en el caso de la rotura del ligamento colateral externo, si afecta a otros mecanismos estabilizadores habrá que valorar la posible reconstrucción y, por tanto, una operación.

La rotura del ligamento cruzado anterior
Por último, la rotura del ligamento cruzado anterior es la más frecuente y la más grave. El ligamento cruzado anterior impide que el fémur se desplace hacia la parte posterior de la pierna y controla la rotación de la tibia. El problema principal de la lesión es, como explica nuestro experto, su propia disposición en la rodilla.

¿Cómo se produce la rotura del ligamento cruzado?
En la rotura del ligamento cruzado anterior actúan sobre la rodilla fuerzas de desaceleración, hiperextensión o rotación. Se produce de dos formas:

Mediante un movimiento de rotación y valgo forzado cuando, por ejemplo, se produce un desplazamiento de la rodilla con los tacos clavados sobre el césped.
Mediante una “hiperextensión forzada”, cuando la rodilla se desplaza hacia atrás de forma brusca, por ejemplo al caer después de un salto o al rematar o despejar un balón. O cuando se recibe un golpe posterior con el pie apoyado.
La realización de una resonancia magnética es el método ineludible para diagnosticar correctamente el alcance de una lesión como la rotura del ligamento cruzado y determinar la posible existencia de lesiones asociadas.

¿Cómo se trata la rotura de ligamento cruzado anterior?
La única solución para quien quiere volver a practicar deportes de arrancada y parada tras una rotura del ligamento cruzado es la reconstrucción del ligamento dañado. Aunque se han abierto líneas de investigación para “coser” el ligamento, la técnica sólo se ha probado en estudios pre-clínicos, como se explica en este estudio, en el que se da cuenta de los avances de la medicina regenerativa o aquí.

Por eso, la opción habitual es la reconstrucción, que se realiza mediante artroscopia, utilizando tejido tendinoso del propio deportista (procedente de los isquiotibiales o tendón rotuliano) o injertos de cadáver, para lo cual se requiere la existencia de un banco de tejidos.

El ligamento cruzado anterior no se puede “reparar” (empalmarlo o suturarlo) y la única solución posible es sustituirlo mediante la reconstrucción.

Rotura del ligamento cruzado anterior: tiempos de recuperación
Al deportista que sufre una rotura de ligamento cruzado anterior le espera, después de la intervención, seis meses de recuperación “para salir al campo”, con trabajo de readaptación y fisioterapia con todas sus aplicaciones (laserterapia, etcétera). Requiere paciencia y un trabajo de refuerzo que sirve para ganar rango de movilidad y fuerza en cuádriceps e isquiotibial. También un trabajo psicológico.

Ahora bien, los ligamentos no duelen. Así que podrías ignorar la lesión y seguir caminando sin sufrimiento. En ese caso estarías cometiendo un error con consecuencias posiblemente graves. Los ligamentos son mecanismos estabilizadores y sin ellos la rodilla queda desprotegida, de modo que se forzarán las estructuras de amortiguación como el menisco. Los ligamentos hay que recuperarlos porque la rodilla no va a funcionar con suficiente estabilidad y se va a romper el menisco. Si el cruzado anterior no se repara y se continúa haciendo actividad de impacto, no tiene por qué haber dolor pero se van a sufrir daños, como la rotura de menisco y la rotura de cartílago articular.

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