Sarcopenia ¿qué es y cómo evitarla? La sarcopenia, término acuñado por Irwin Rosenberg en 1989, se define como la pérdida de masa y potencia muscular que ocurre durante el envejecimiento. Esta pérdida es universal, es decir, ocurre siempre con el paso de los años, incluso en aquellos ancianos que de forma habitual realizan un ejercicio físico moderado o intenso. Sin embargo, que llegue a suponer un problema con consecuencias clínicas importantes va a depender de la intervención de diversos factores que detallaremos en el siguiente apartado.
La masa muscular disminuye de forma gradual un 3-8% cada década a partir de los 30 años, acelerándose este proceso una vez cumplidos los 60 años. Esto produce una disminución progresiva en la fuerza que contribuye en gran medida a la discapacidad y a la pérdida de independencia del anciano.
Además, la sarcopenia incrementa el riesgo de caídas y fracturas, lo que obliga muchas veces a los pacientes a ser hospitalizados. Las complicaciones que siguen a una caída constituyen la sexta causa de muerte en personas de más de 65 años. Por ello, la sarcopenia es uno de los principales factores de riesgo de discapacidad, calidad de vida deficiente, e incluso muerte, en la población anciana.
Sarcopenia, ¿Qué es y cómo evitarla? No perder masa muscular.
La disminución de la masa muscular se acompaña de otros cambios en la composición corporal, como por ejemplo un incremento progresivo del tejido graso. Todo esto se ha relacionado con una mayor probabilidad de desarrollar factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, diabetes u obesidad en la población genéticamente susceptible (es decir, sus genes hacen que tengan mayor predisposición a desarrollar esas enfermedades).
Epidemiología de la sarcopenia: a quién afecta
No está establecido, a diferencia de otras enfermedades que afectan a los ancianos, como la osteoporosis o la osteopenia, el nivel de pérdida de masa muscular a partir del cual podemos considerar a un anciano como sarcopénico. Para diagnosticar la sarcopenia existen tres criterios que son: masa muscular baja, menor fuerza muscular, y menor rendimiento físico. Sin embargo, realizar el diagnóstico de esta entidad sigue siendo, a día de hoy, relativamente difícil.
Existen pocos estudios epidemiológicos que hayan valorado la prevalencia de la sarcopenia en el anciano, dada la dificultad para definir esta entidad. Pero según algunos de ellos, la proporción de individuos que sufren sarcopenia se incrementa del 13% al 24% entre los 65 y los 70 años, y supera el 50% en personas mayores de 80 años. Afecta algo más a hombres que a mujeres, de tal modo que a partir de los 75 años afecta a un 55-60% de los varones y a un 45% de las mujeres. Porcentajes que, debido al envejecimiento de la población, pueden aún subir, ya que según aventura un estudio de la Universidad de Lieja, la cifra de mayores afectados por sarcopenia podría ascender un 63% en los próximos 30 años.